El primer diseñador guionista de fallas
Soriano pertenece a una generación de artistas nacida a caballo entre dos siglos, decidida a enterrar todos los estereotipos del siglo XIX y consciente de las posibilidades que se les abrían, en un recién nacido siglo XX, no sólo en la ilustración, sino también en la fiesta de las fallas, en unos años en pleno desarrollo. Su importante aportación al mundo de la ilustración gráfica, donde realiza y crea decenas de personajes, marcados con un sello propio, lo convierten en uno de los creativos más importantes de la historia del TBO español, apareciendo su firma en decenas de periódicos, tebeos y revistas de Madrid, Barcelona y Valencia. Pero esto es otra historia. En el mundo de las fallas Soriano no se queda atrás, si bien, su producción como artista fallero nunca ha ocupado un lugar privilegiado en la historia de los catafalcos, lo genial de Soriano es la capacidad creativa que tiene en las obras que dibuja y diseña para otros artistas. Siendo precisamente, en estos proyectos para otros, dónde partiendo de una plástica barroca, adapta la estética del catafalco a las necesidades del guión y del artista que realiza la obra. No deja nada al azar, construyendo historias creíbles, de fácil comprensión, estudiadas para que el espectador las entienda con una simple mirada, llenas de un humor sencillo, similar a los tebeos de la época. Ente los artistas que han utilizado sus diseños, hay que destacar a Vicente Luna, con el que crea una de las colecciones más importantes del “arte efímero” realizadas por un solo artista. Una tras otra, el diseño de uno y la realización del otro, alcanzan cotas hoy casi imposibles de lograr. Obras que no alcanzaron muchas de ellas primeros premios pero que el tiempo las ha convertido en obras maestras, recordadas e imitadas hasta nuestros días.
Dentro de esta larga lista de colaboraciones hay que reseñar a Regino Más, al recientemente fallecido Vicente Agulleiro, incluyendo otros artistas no menos conocidos, como Ricardo Rubert, Hermanos Fontelles y Carlos Cortina, sin contar con la influencia que sus diseños y consejos han ejercido sobre varias generaciones de artistas. Siendo, sin proponérselo, José Soriano iniciador de una escuela de diseñadores gráficos, que provenientes del mundo de la ilustración se han convertido en estos años en coautores, junto a los artistas que las realizan, en protagonistas de las obras que vemos en las calles de la ciudad.
La diferencia de muchos de ellos con Soriano consiste en que unos parten de la estética dejando en un segundo plano el guión, y el maestro partía de un guión y disponía la estética a su servicio. Parece lo mismo, pero no lo es. No hay más que ver la colección de fallas en Technicolor y Cinemascope mudas -que no dicen nada- de estos últimos años.
Larga vida a Soriano.
-Per Manolo Sanchís ©
(Extracte del text aparegut en la revista El Turista Fallero de l’any 2009)