Valencia 1925
Durante su infancia su padre, carpintero de la Casa de la Misericordia, le pone en contacto con las técnicas propias de este oficio, hasta que en 1939 entra como aprendiz en el taller de Hurtado (maestro taUista) y Tarazona (escultor y profesor de dibujo) que esporádicamente abordan la construcción de fallas. Esta actividad la compagina con sus estudios de dibujo y modelado en la Escuela de Artes y Oficios. Al disolverse la empresa en que trabajaba Carlos Tarazona se convierte en su maestro fallero, sin embargo su dedicación absoluta a la artesanía fallera todavía tarda en consolidarse. En 1951 realiza independientemente su primera falla («Industria y comercio», Juan Llorens-Calixto III) y en 1955 debuta en la Sección Especial realizando durante tres años el catafalco de la PI. del Dr. Collado. Su consagración, no obstante, se remonta a la década de los 60 con sus fallas para las comisiones de Convento Jerusalén («Los torneos», 1961 y «La campanil», 1962), de la PI. del Mercado Central («! va bola!», 1963; «Gat per liebre», 1964) y de la PI. del Caudillo («Horno sapiens», 1965).
Su admiración por Regino Mas se aprecia en su recia factura de corte clásico, sobria y elegante no exenta de una gran dosis de ingenio y gracia, fruto de su habitual colaboración con José Soriano Izquierdo. Pero, más relevantes resultan aquellos catafalcos en que bajo los habituales patrones neobarrocos hace una concesión a la caricatura («La marxa de la ciutat», «El purgatori» «Espanya és diferent», PI. Mercado Central, 1970, 1971, 1972).
Su maestría y su coherente trayectoria artística le convierten en el artista idóneo para materializar ininterrumpidamente la falla de la plaza mayor de la ciudad de 1973 a 1983.
Vicente Luna, aún cuando se halla generalizada la tendencia de modelar íntegramente en cartón las figuras, recurre hasta bien avanzados los 60 a la cera y al uso de pelucones y vestidos en un afán de conferirle un mayor naturalismo a sus ninots, de entre los que destacan los grupos indultados: «Pastor i borreguets», «Una fregada de panxa» {PI. Mercado Central, 1963 y 1964), «Fetillera» (PI. Caudillo, 1965) y «La Porquerola» {PI. CaudiUo-San Vicente, 1965).
Al margen de la actividad faUera, Luna es un especialista en el arte efímero. Ha elaborado carrozas y motivos para ferias y festivales nacionales e internacionales y figuras de cartón-piedra para grandes superproducciones cinematográficas («Lawrence de Arabia», «55 días en Pekín», «Viaje al fondo de la tierra», etc.) y obras teatrales. También ha realizado diversas esculturas en bronce para el Museo Taurino de Valencia que revelan una gran pasión por la tauromaquia, su vocación frustrada.